Con este vino, tan grande como el hombre que figura en su etiqueta, Cuatro Rayas rinde homenaje a Amador Diez de Íscar, quien fuera presidente de la bodega durante 21 años. La elaboración más exclusiva y artesanal de la bodega se produce a partir de una selección de las 10 mejores hectáreas de viñedo centenario prefiloxérico de la bodega −vendimiadas a mano−y se vinifica con el objetivo de favorecer su longevidad, haciendo que sea idóneo para su consumo en la actualidad y que – al tiempo− mantenga un gran potencial de envejecimiento en botella.
El total de la producción de cada añada es muy limitado y se embotella de forma manual con una presentación exclusiva que incluye una etiqueta estampada en madera.