fotto_not_215_1

 El Consejo Directivo de AECOC (La Asociación de empresas de Gran Consumo) aprobó el pasado año el desarrollo de un proyecto destinado a frenar el desperdicio alimentario, poniendo en valor el trabajo que están desarrollando las empresas asociadas y contribuyendo a paliar un problema social. 

 

Así, puso en marcha un plan global de colaboración entre empresas de los diferentes eslabones de la cadena de valor y la Administración pública para frenar o minimizar al máximo posible el desperdicio alimentario que se produce a lo largo de dicha cadena. El objetivo fundamental de la iniciativa es ayudar a las empresas a desperdiciar menos, gracias a la adopción de prácticas de eficiencia, y a aprovechar los excedentes que se producen de manera inevitable.

 

El proyecto se concreta en la firma de un gran acuerdo de colaboración entre más de 160 empresas agroalimentarias, que con su adhesión impulsan un decálogo de buenas prácticas que se resumen en:

 

-Reforzar la colaboración y la mejora del intercambio de información entre productores, fabricantes, distribución y administraciones públicas para evitar que, una mala planificación, genere un stock de productos que no vayan a ser consumidos y deban ser destruidos/eliminados

-Optimizar, dentro de las propias compañías, mecanismos y prácticas de eficiencia que favorezcan un transporte, manipulación y comercialización adecuada de los productos, que permita aprovechar la totalidad de su vida útil garantizando, en todo momento, su calidad y seguridad alimentaria

-Apostar por un clima de colaboración entre los diferentes agentes de la cadena de valor que facilite esa gestión eficiente y global necesaria para evitar desperdicios innecesarios en los diferentes eslabones de la cadena y, en caso de que se produzcan y siempre que estén en correcto estado, puedan canalizarse hacia otros usos evitando su destrucción

- Investigar e innovar en técnicas, tamaños y modelos de envasado y packaging más acordes con los nuevos modelos de hogar y hábitos de consumo de la sociedad actual.

- Trabajar en la mejora de la comunicación al consumidor sobre las condiciones y recomendaciones de consumo de los productos alimenticios.

-Establecer y/o reforzar mecanismos de medición del producto consumible destruido registrado a lo largo de toda la cadena de valor, así como llevar a cabo informes periódicos de los avances conseguidos para frenar esta problemática, colaborando con el MAGRAMA en aquellos casos en que puedan producirse sinergias.

-Impulsar prácticas que permitan a las empresas maximizar el aprovechamiento del “excedente” que se genera a lo largo de la cadena (elaboración de otro tipo de productos –alimentación animal, cosméticos…), redistribución, etc.

-Establecer los mecanismos oportunos para que la mayor parte de ese excedente pueda redistribuirse, así como para que la redistribución de alimentos se lleve a cabo cumpliendo estrictamente, y a lo largo de todo el proceso, las normativas de higiene y seguridad alimentaria.

-Compartir información con las comisiones de seguimiento del proyecto (formadas por expertos de toda la cadena de valor y las Administraciones Públicas) para testar los avances experimentados en el proyecto.

-Trabajar y colaborar de manera honesta, transparente y eficaz, en definitiva, para fomentar una producción, comercialización y consumo responsable que ayude a posicionar al sector de la alimentación como un colectivo “sensible” a las necesidades e inquietudes de la realidad social y económica del país.

 En los hogares españoles se tiran anualmente 2,9 millones de toneladas alimentos. Una realidad que contrasta con los 9 millones de personas que, según Cáritas España, viven en situación de pobreza. 

Con la adhesión a este manifiesto, Cuatro Rayas deja patente una vez más, su compromiso con la sociedad y refuerza su política de Responsabilidad Social Corporativa.

Cuatro Rayas lucha contra el desperdicio alimentario

El Consejo Directivo de AECOC (La Asociación de empresas de Gran Consumo) aprobó el pasado año el desarrollo de un proyecto destinado a frenar el desperdicio alimentario, poniendo en valor el trabajo que están desarrollando las empresas asociadas y contribuyendo a paliar un problema social.

 

Así, puso en marcha un plan global de colaboración entre empresas de los diferentes eslabones de la cadena de valor y la Administración pública para frenar o minimizar al máximo posible el desperdicio alimentario que se produce a lo largo de dicha cadena. El objetivo fundamental de la iniciativa es ayudar a las empresas a desperdiciar menos, gracias a la adopción de prácticas de eficiencia, y a aprovechar los excedentes que se producen de manera inevitable.

 

El proyecto se concreta en la firma de un gran acuerdo de colaboración entre más de 160 empresas agroalimentarias, que con su adhesión impulsan un decálogo de buenas prácticas que se resumen en:

 

-Reforzar la colaboración y la mejora del intercambio de información entre productores, fabricantes, distribución y administraciones públicas para evitar que, una mala planificación, genere un stock de productos que no vayan a ser consumidos y deban ser destruidos/eliminados

-Optimizar, dentro de las propias compañías, mecanismos y prácticas de eficiencia que favorezcan un transporte, manipulación y comercialización adecuada de los productos, que permita aprovechar la totalidad de su vida útil garantizando, en todo momento, su calidad y seguridad alimentaria

-Apostar por un clima de colaboración entre los diferentes agentes de la cadena de valor que facilite esa gestión eficiente y global necesaria para evitar desperdicios innecesarios en los diferentes eslabones de la cadena y, en caso de que se produzcan y siempre que estén en correcto estado, puedan canalizarse hacia otros usos evitando su destrucción

– Investigar e innovar en técnicas, tamaños y modelos de envasado y packaging más acordes con los nuevos modelos de hogar y hábitos de consumo de la sociedad actual.

– Trabajar en la mejora de la comunicación al consumidor sobre las condiciones y recomendaciones de consumo de los productos alimenticios.

-Establecer y/o reforzar mecanismos de medición del producto consumible destruido registrado a lo largo de toda la cadena de valor, así como llevar a cabo informes periódicos de los avances conseguidos para frenar esta problemática, colaborando con el MAGRAMA en aquellos casos en que puedan producirse sinergias.

-Impulsar prácticas que permitan a las empresas maximizar el aprovechamiento del “excedente” que se genera a lo largo de la cadena (elaboración de otro tipo de productos –alimentación animal, cosméticos…), redistribución, etc.

-Establecer los mecanismos oportunos para que la mayor parte de ese excedente pueda redistribuirse, así como para que la redistribución de alimentos se lleve a cabo cumpliendo estrictamente, y a lo largo de todo el proceso, las normativas de higiene y seguridad alimentaria.

-Compartir información con las comisiones de seguimiento del proyecto (formadas por expertos de toda la cadena de valor y las Administraciones Públicas) para testar los avances experimentados en el proyecto.

-Trabajar y colaborar de manera honesta, transparente y eficaz, en definitiva, para fomentar una producción, comercialización y consumo responsable que ayude a posicionar al sector de la alimentación como un colectivo “sensible” a las necesidades e inquietudes de la realidad social y económica del país.

En los hogares españoles se tiran anualmente 2,9 millones de toneladas alimentos. Una realidad que contrasta con los 9 millones de personas que, según Cáritas España, viven en situación de pobreza.

Con la adhesión a este manifiesto, Cuatro Rayas deja patente una vez más, su compromiso con la sociedad y refuerza su política de Responsabilidad Social Corporativa.

Comparte esta noticia

0
    0
    Esta es tu compra
    Tu carrito está vacíoVolver a la tienda

    Según la normativa vigente debes tener 18 años para visitar esta página.

    ¿Eres mayor de edad?

    Al pulsar en el botón aceptas nuestra PolÍtica de Privacidad

    × ¿Podemos ayudarte?