’61’ Dorado, primera marca embotellada de la cooperativa, renueva su imagen para seguir la línea del último producto de Bodega Cuatro Rayas: ’61’ Vermouth.
Con un dorado empolvado, que recuerda al interior de la botella, custodiado por el mítico 61 de la marca, guarda la esencia de lo que fue y la promesa de que, lo que se bebe, es un viaje al pasado, dónde los vinos son de licor y nos recuerdan a tostado.
Pocos saben que hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los vinos generosos identificaron a los vinos de Rueda, Medina, La Seca, Serrada, Nava del Rey y casi todas las poblaciones vinícolas de la comarca. Este periodo llegó hasta los años 70, desde el último cuarto del siglo XIX. Buena muestra de ello son las innumerables bodegas subterráneas, con miles de barriles, botas, bocoyes y barricas que los cuberos construyeron en las cavidades subterráneas. Pues bien, todavía podemos hablar y degustar el último reducto enológico de estos vinos históricos, que seguían el sistema de criaderas y soleras de los vinos de Jerez. La bodega Cuatro Rayas conserva un vino blanco de estas características: el 61 Dorado. Casualmente, este tipo de vino permanece dentro de las categorías y tipologías que recoge el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda.
El reglamento recoge esta categoría de vino ‘Dorado’ y lo define como “un vino de licor seco obtenido por crianza oxidativa, que debe permanecer en roble, al menos, los dos últimos años antes de su comercialización; de color dorado con aroma y sabor ligeramente tostado por su larga oxidación en madera y de graduación no inferior a 15 grados”. Con el paso del tiempo, la tipología fue perdiendo protagonismo, dando paso a otro tipo de elaboraciones, aunque siempre con la variedad verdejo como principal bandera.

La bodega Cuatro Rayas nunca ha renunciado a esta tipología, de hecho, es la más representativa de su tradición elaboradora. Fue el primer vino que se embotelló en la bodega en el año 1950. En la añada fundacional de 1938, los socios decidieron llevar el vino a la bodega por primera vez e introducirlo en grandes tinos. Eligieron el mejor que tenían con un objetivo claro: elaborar añejado de forma comunitaria y en la casa de todos. Con los tinos cargados de vino, el depósito número 61 fue el mejor de todos, por eso decidieron que ese sería el nombre que lucirían las primeras botellas: Fino 61. Nacía entonces la primera marca comercial de la cooperativa.
Bodega Cuatro Rayas sigue fiel a esta tipología. Se sigue elaborando en criaderas y soleras, tal y como se hacía entonces. Hoy lleva el nombre de ‘Dorado Rueda 61’ y es el testigo más fiable de la tradición elaboradora del pasado. Este vino blanco (verdejo y palomino) adopta, por lo tanto, el apellido ‘dorado’ porque alude a su tiempo de crianza. Tiene una alta graduación (15,5º) y pasa por largas crianzas. El secreto está en las uvas sobremaduras, la fermentación y el propio sistema de soleras.