Ya está en la calle. El vino más emblemático de nuestra bodega, el blanco Cuatro Rayas verdejo 2016, ya se descorcha en hogares, restaurantes, bares y tiendas especializadas. Cavas, mostradores, mesas, aperitivos, brindis… ¡Hay que recibir la nueva añada como se merece! ¡Por todo lo alto! El blanco de uva verdejo regresa con toda la fuerza de la que siempre ha hecho gala. En la copa es limpio, brillante, de color verde limón, con intensidad justa… Regresan también sus característicos aromas frutales (cítricos, tropicales) y matices herbáceos; su acidez equilibrada, su intensidad pronunciada, su persistencia, untuosidad y volumen en boca. La nueva añada, la del 16, vuelve a dar la cara y los vinos que ya se comercializan a partir de sus uvas son el mejor reflejo de las bondades que nacen de la tierra. El Cuatro Rayas verdejo es un ejemplo modélico.
Pero antes de llegar a la cifra de los dos millones de botellas del blanco Cuatro Rayas verdejo –las elaboradas de la añada de 2016-, conviene recordar que la clave que explica nuestro éxito está en el viñedo, en la vendimia, en los trabajos en bodega y en el cuidado que ponemos en la fase final de embotellado. Tampoco hay que olvidar la variedad, de qué modo y en qué circunstancias se vendimia, a máquina, de noche, aprovechando las bajas temperaturas y los contrastes térmicos. Bajo sus hollejos, la variedad autóctona esconde la clave de su armónica estructura, sus aromas y el resto de cualidades que se destapan en la copa.
En la copa es una delicia descubrir que todas las características de la variedad permanecen intactas. A esta uva se la reconoce de inmediato. Es irresistible la sutil combinación de aromas frutales y florales, su amargor y esa persistencia tan característica en su paso por boca. Más de 60 países ya brindan con Cuatro Rayas. ¿Todavía no lo has hecho tú? Pues empieza por su última añada de verdejo. ‘Cuatro Rayas verdejo 2016’, el blanco de todas las miradas.