La historia de la Bodega Cuatro Rayas está marcada por el espíritu de superación y es todo un ejemplo de adaptación a los nuevos tiempos. Lejos queda la fecha de 1935, año de fundación de la cooperativa (Agrícola Castellana Sociedad Cooperativa Provincial). Este fue el primer nombre de un proyecto de vinos que buscaba rentabilizar la producción de uva de los viticultores de la comarca. Hoy, y ya bajo el nombre de Bodega Cuatro Rayas, la firma no ha perdido ni un ápice de su espíritu cooperativo, que es la base con la que nació el proyecto al que siguen vinculadas más de 300 familias.
Cuatro Rayas. Así es como hoy se llama la bodega, pero también ambas palabras lucen en toda nuestra gama de vinos. Sin embargo, mucha gente desconoce el origen de este nombre, que no es más que un pago donde confluyen cuatro términos municipales: La Seca, Rodilana, Medina del Campo y Rueda. El Pago de las Cuatro Rayas es propiedad de la bodega cooperativa y está acogido a la Denominación de Origen (DO) Rueda. Se trata de un punto intermedio, hasta cierto punto simbólico, pues en este lugar coinciden las cuatro localidades vallisoletanas de mayor peso de la Denominación. En esta amplia parcela, situada a 760 metros de altitud, se cultivan viñas, principalmente de uva verdejo, aunque también de sauvignon blanc. Ambas son variedades blancas y están acogidas al Consejo Regulador de la DO Rueda.
Con el paso del tiempo, el célebre Pago de las Cuatro Rayas (origen de varios litigios y controversias en el pasado a causa de su propiedad, puesto que allí se producían las mejores uvas del entorno), terminó convirtiéndose en razón social y hoy da nombre a la amplia gama de vinos que se elaboran en esta casa, entre ellos el Cuatro Rayas verdejo, uno de los emblemas de la bodega. Por cierto, en el año 2010, y con motivo del 75 aniversario de la bodega, el entonces Príncipe Felipe recibió una cepa de verdejo del Pago, que actualmente está plantada en los jardines del Palacio de la Zarzuela.